Alfonso Caraballo

Ahora que tenemos a un pastor evangélico, Dío Astacio, como candidato a alcalde de Santo Domingo Este, me he motivado a investigar un poco sobre el tema de la incursión de pastores y líderes religiosos en las lides políticas.

Me ha impulsado la curiosidad de saber cómo le ha ido a las iglesias evangélicas en la aventura de mezclar la búsqueda del poder político con la fe.

En mi búsqueda por Internet encontré una entrevista dada por el pastor Rigoberto Vega, presidente de la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC).

Vega expresó su rechazo a la participación política de pastores y líderes evangélicos en el país. La decisión fue tomada por la junta directiva de la organización, encabezada por él, quien aseguró que la iglesia no debe involucrarse en la política electoral o partidista.

«Nosotros no creemos que como instituciones eclesiásticas debamos tener ningún tipo de participación en política electoral o partidista», dijo Vega en la entrevista. «Eso es algo que no debe ser competencia propiamente de la iglesia. La iglesia no debe involucrarse».

Vega, quien asumió como presidente de la FAEC en marzo de 2019, dijo que la organización agrupa a un 85% de las 4.000 iglesias evangélicas que existen en Costa Rica.

Aseguró que la decisión de rechazar la participación política de pastores y líderes evangélicos es unánime entre los miembros de la junta directiva.

«Tenemos el deber y el compromiso como institución de respetar, ponernos a la orden y manifestar nuestro deseo de servir cuando ya se haya tomado la decisión de quién gobierna», dijo Vega. «Me preocupa la participación de la iglesia, de los líderes en la política electoral, en la política partidaria. Eso es algo en lo que no deberíamos involucrarnos».

Vega señaló que la iglesia evangélica costarricense ha aprendido de los errores cometidos en el pasado, cuando algunos pastores y líderes se involucraron en la política electoral. «Guatemala nos lo ha enseñado», dijo. «Ha tenido cuatro presidentes evangélicos y de esos uno está muerto y tres están en la cárcel, y ahí sigue la fiesta».

Vega recomendó que quien quiera ser candidato a alcalde, debe dejar el rebaño eclesial y dedicarse a la política. «Independientemente de la figura que cobije a cualquier ciudadano, todo ciudadano tiene el derecho de participar en política», dijo. «De ahí a que nosotros le brindemos un apoyo es mucha la diferencia».

La decisión de la FAEC de rechazar la participación política de pastores y líderes evangélicos es una de las más contundentes que se han tomado en la región. La organización representa a una gran cantidad de iglesias evangélicas en Costa Rica, por lo que su decisión podría tener un impacto significativo en la política del país.