Alfonso Caraballo


El candidato a la alcaldía de Santo Domingo Este por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Dioris Anselmo Astacio Pacheco, mejor conocido como Dío Astacio, cayó en la triste situación de las figuras que no prenden, que no gustan, que no conmueven.

Y esta percepción no es gratuita. Tiene sus causas; ahí, a la vista.

Lo primero es que Dioris, la persona que se esconde detrás de la marca Dío, emite destellos que muestran diferencias entre uno y otro.

Su lenguaje gestual lo presenta como una persona que se cree superior, que lo sabe todo. «Él es muy él» dice la gente común para describirlo. 

Por esa razón, aunque es muy locuaz (habla con mucha fluidez), comunica muy poco, no logra tocar los corazones de un auditorio al que él pretende presentarse como un privilegiado modelo de superación. 

Dío tiene que hacer un esfuerzo para mostrar que es humilde, porque no es humilde.

La otra causa de la inercia de su candidatura es estructural, está en la organización política que lo postula.

La militancia del PRM en SDE quería tener un alcalde perremeísta, uno que se parezca a ellos, que comparta sus valores históricos, enraizados en el PRD, y que reconozca sus trayectorias políticas.

Por esa razón, la mayoría de perremeístas, que en la convención tenían a Dío como opción, no le votó, prefirió otra opción del menú.

Si consideramos que en esa convención, Adán Peguero obtuvo 23.02%; Bertico Santana, 22.77% y Manuel Jiménez 18.62%, tenemos que un 64.41 por ciento de los que votaron lo hizo por un candidato diferente a Dío Astacio.

Y ahí está el lío de Dío.

El pastor político, en la convención del PRM solo logró impactar a un 2.98% de un electorado que ahora se eleva a unos 710, 624 electores en el municipio Santo Domingo Este.

Los perremeístas que votaron por Adán Peguero y por Bertico Santana lo hicieron bajo la consigna de un sentimiento partidario que Dío no encarna, querían un perremeísta «auténtico».

Y lo que votaron por Manuel Jiménez se consideran víctimas de fraudes y maniobras que beneficiaron a Dío. 

Y si el 64.41 de los miembros de un partido, en principio no quieren al candidato que resultó electo, es normal que se perciba frío. 

Y que tenga grandes problemas para arrancar y avanzar.


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