Por Juan López
La expresión “no hay una cosa tan buena que no tenga algo malo” cobra vigencia con la grave situación por la que atraviesa la R. Dominicana (RD) por la gran cantidad de accidentes de tránsitos que todos los días generan, directa e indirectamente, decenas de heridos, muertos, daños a propiedades públicas y privadas, enormes tapones, gastos económicos en combustibles, servicios médicos y medicinas.
El indiscutible crecimiento económico RD, el aumento de los diferentes estratos de la clase media y de la población urbana por la continua migración de la zona rural hacia la zona urbana (del campo para las ciudades) es un proceso socio-económico positivo que evidencia progreso de nuestra sociedad. Pero, “esas cosas buenas” llegan acompañadas de “algo malo”: El incremento de la siniestralidad en el tránsito vehicular.
Nos circunscribimos a visualizar la grave crisis en la movilidad y seguridad vial que ha colocado a la RD en el aciago primer lugar del ranking de accidentes de tránsitos a nivel mundial, por lo cual estamos compelidos a plantear un SOS por la seguridad vial que nos conduzca a la necesaria concertación para ¡un gran pacto nacional por la seguridad vial en RD!
Al continuo aumento del parque vehicular se le adicionan las formas temerarias, abusadoras e intolerancia de nuestros conductores y chóferes; la ineficacia en la aplicación de la vigente Ley No. 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, también a la debilidad en la aplicación del régimen de consecuencia que en dicha ley se contempla.
La crisis en la seguridad vial que tanto dolor, muertos y terror genera se verifica, a grandes rasgos, en estos permanentes indicadores:
a) Las formas impetuosas, imprudentes y hasta criminales de conducir de la mayoría de los motoristas, autores y al mismo tiempo víctimas de más del 80 % de los accidentes de tránsitos.
b) El desenfreno de los chóferes de vehículos pesados de cargas, de autobuses grandes y medianos (“guaguas y voladoras”).
c) Las violaciones a las señales de tránsito y a los límites de la velocidad en las calles, carreteras y autopistas que, junto al consumo de alcohol y de otras sustancias, son responsables de accidentes de tránsitos múltiples con secuelas de decenas de heridos y muertos.
d) El frecuente uso de “operativos de un día” que las autoridades improvisan en lugar de planificar e implementar en forma sistemática los mandatos de la Ley 63-17 y su régimen de consecuencia.
e) La necesidad de fiscalizar la calidad y condiciones de los vehículos que, lamentablemente, solo se aplica en épocas de Navidad o Semana Santa para algunos vehículos de transporte público.
f) La necesidad de que el gobierno nacional agilice los procesos para aumentar la cantidad y calidad del transporte público de masa en las ciudades de alta densidad poblacional.
g) La coordinación eficaz que deben implementar las instituciones gubernamentales destinadas a la seguridad vial (INTRANT, DIGESET, MOPC) con las autoridades de los gobiernos municipales.
h) A la construcción de parqueos inteligentes en lugares estratégicos en las grandes ciudades.
Porque “no se puede esperar resultados diferentes haciendo lo mismo”, esta reflexión sobre las situaciones descritas justifican el SOS por la seguridad vial con el propósito de comprometer a las autoridades gubernamentales y municipales, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos de chóferes y técnicos del transporte a firmar un pacto nacional del que salgan los compromisos, mecanismos, procesos y medidas que sean capaces de poner un firme stop a la alta siniestralidad del tránsito vehicular en RD. ¡Son nuestros deseos para el 2024!